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Lazarillo de Tormes y Adonis García: El concepto de individualidad en un pícaro clásico y otro moderno
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James Fenimore Cooper dijo una vez: “All greatness of character is dependent on individuality” (183). The Last of the Mohicans (1826) es una novela clásica de la literatura estadunidense y sigue el viaje del personaje principal, Natty Bumppo o Hawkeye, mientras lucha en una guerra que se desarrolla en la deslumbrante y naturaleza virgen de los Estados Unidos. La independencia del personaje es un componente clave de la historia, y puede leerse como una historia picaresca modificada. La novela picaresca, que comenzó en España en el siglo XVI, también se centra en la historia de individuos y sus interacciones dentro de su sociedad. Los escritores utilizaban estos personajes picarescos para destacar los problemas de su sociedad. La historia de un pícaro específico sirve como crítica que destacar a través de las palabras, el papel y las acciones del personaje picaresco. El personaje del pícaro ofrece a los lectores una visión de la sociedad de la época y puede ser “idealizado como espejo de filósofos” de estas sociedades (Rico 104). Este punto de vista proporciona al lector un legado cultural a partir del cual puede hacer inferencias sobre la política y encontrar implicaciones sobre el marco social de la época, y revela mucho al lector. El individualismo del pícaro es sólo un elemento que proporciona al lector esta perspectiva única.
La novela picaresca surgió durante el llamado Siglo de Oro español, con una prosa que combina tanto elementos realistas como la sátira para destacar los problemas y la corrupción dentro de las distintas clases de la sociedad, como el gobierno, la iglesia y otras instituciones sociales. El estilo literario tradicional de la picaresca implica un personaje principal que es típicamente un joven y de clase social baja con un comportamiento rudo, pero que también posee un carisma especial y es muy inteligente. El personaje sabe manipular cualquier situación a su beneficio. Es una historia contada por un narrador en primera persona que “escribe su propia vida” (Rico 115) en una manera que “la autobiografía presentaba toda la realidad en función de un punto de vista” (Rico 116) lo que da a cada historia un sentido de credibilidad y autenticidad. El narrador cuenta al lector su historia en episodios que cuentan en detalle sus encuentros con múltiples amos o individuos mientras viaja de un lugar a otro. Contada en tono humorístico y con elementos de comedia, el lector se entera de los problemas e injusticias sociales del grupo o sociedad al que representa cada nueva persona.
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Es generalmente aceptado que La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (1554) es el primer y más antiguo ejemplo del estilo literario picaresco. El libro posee características literarias distintivas que lo distinguen como la obra fundacional del género. Estas características han servido de base para muchas otras obras picarescas a medida que este género literario comenzó a extenderse y a cambiar a lo largo del tiempo y en distintos lugares del mundo. Otros escritores han adaptado estas características y elementos estilísticos de la picaresca para crear y provocar un diálogo sobre los problemas y cuestiones sociales de sus propias sociedades. Una de estas novelas que utiliza la tradición picaresca es El vampiro de la colonia Roma (1979), del escritor mexicano Luis Zapata. La narración se enfoca en un personaje picaresco, Adonis García, que vive en la Ciudad de México de los años sesenta. Zapata utiliza los elementos de la picaresca para destacar cuestiones controvertidas y complejas en torno a la identidad sexual. Tanto Lazarillo de Tormes como El Vampiro de la colonia Roma comparten elementos de la tradición literaria picaresca a través de la elección de cada escritor para la estructura de la historia, la búsqueda de identidad del personaje y el poder del humor.
Los elementos que crean la tradición picaresca incluyen la composición estructural del relato. Mientras que Lazarillo estableció el patrón de los elementos estructurales de la picaresca, Adonis García hace suyo esa fórmula. Son personajes paralelos. Ambos narradores cuentan la historia en primera persona, y ambos fomentan una sensación de empatía e intimidad con el lector. Este estilo de relato tiene “las virtudes picarescas de la compasión y el compañerismo” (Parker 37). Los personajes comparten similitudes en el fondo porque los dos tienen una familia inestable. Mientras que la falta de familia de Lazarillo se debe principalmente a razones económicas, los padres de Adonis han fallecido cuando él era aún muy joven. Ninguno de los dos cuenta con el consejo de sus padres, que normalmente sirve para ayudar a los hijos a establecerse en la vida. Los dos personajes tienen hermanastros y los dos son “personajes desarraigados y marginales” (Parker 39) en su sociedad. Viven al margen de lo que es aceptable u honorable en su entorno.
Cada una de estas novelas está narrada en diferentes episodios. Utilizan diferentes recursos literarios para marcar estos episodios, pero cada una está dividida en siete secciones para diferenciar los segmentos. Lazarillo cuenta al lector su viaje mientras está al servicio de varios amos que representan las diferentes clases sociales o jerarquías de su tiempo, mientras que Adonis, cuya historia es una transcripción de su historia contada auditivamente a una grabadora, utiliza la ortografía y las pausas de su voz en la narración para distinguir una sección de la otra. Lazarillo viaja de un lugar a otro y aprende varias lecciones de los diferentes amos a los que sirve. El lector aprende de estas historias sobre los temas realistas del día en la vida de Lazarillo y puede ver la injusticia y la desigualdad en la que vive Lazarillo. Sin embargo, Adonis se queda principalmente en un lugar. Viaja un poco, pero el lector aprende principalmente de la historia de Adonis a través de las relaciones y encuentros que cuenta mientras intenta sobrevivir en un entorno que está fuera de lo que se acepta como normal o típico en su sociedad. Ambos personajes se encuentran con gente de toda condición, desde la élite social hasta la clase baja. Lazarillo trabaja para el escudero mientras que Adonis sostiene una relación sentimental con uno de sus clientes, el diplomático Zabaleta. Lazarillo trabaja para los lideres religiosos que ostentan el poder en su sociedad, mientras que Adonis tiene encuentros con la policía que representa los poderes municipales en su sociedad. Los escritores de ambas novelas permiten al lector conocer todos los estratos de la sociedad a través de los personajes que estos narradores conocen. De este modo, los escritores utilizan a estos narradores para revelar un mensaje al lector referido a la política y la dinámica social de la época. Expusieron las realidades y los retos que experimentaba la gente corriente, que la mayoría de los lectores pueden comprender y con los que pueden identificarse, lo que hace que la conexión entre lector y narrador sea aún más íntima en un intento de provocar el cambio social.
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En ambas novelas los escritores utilizan la búsqueda de identidad de los personajes para resaltar esta necesidad de cambio social. Tanto Lazarillo como Adonis viven en una sociedad en la que son marginados y viven al margen. Ambos se caracterizan por su búsqueda de satisfacer deseos tanto físicos como psicológicos. Mientras que a Lazarillo le motiva su necesidad de sobrevivir y satisfacer el hambre física, a Adonis le motiva su apetito sexual. Sin embargo, ambos personajes están motivados por la necesidad psicológica de autodeterminación. Ambos personajes buscan su propia definición de quiénes son como individuos. Como dijo Fenimore Cooper en la cita mencionada al principio de este ensayo, esta búsqueda de la individualidad es parte de lo que hace a estos dos personajes tan fascinantes para los lectores. Cualquier lector puede identificarse con su búsqueda de independencia y de un lugar en el mundo. Esta búsqueda forma parte de la condición humana. Estos dos narradores interactúan con su entorno y buscan su lugar; sin embargo, emprenden esta búsqueda con enfoques o visiones del mundo diferentes, aunque la crítica social del escritor tiene el mismo propósito en ambas obras. Ambos escritores quieren provocar el cambio, pero las limitaciones dentro de las cuales estos dos narradores pueden moverse son diferentes.
El personaje de Lazarillo comienza su historia como un niño ingenuo e inocente. Es forzado a entrar en el mundo donde debe servir a un hombre adulto, mientras Adonis hace su propia decisión para conocer a los individuos de la historia. Lazarillo tiene poco poder en contraste con sus amos, pero Adonis tiene el poder de elegir una vida de prostitución porque le parece más fácil que el trabajo convencional. Ambos personajes viven fuera de su sociedad, y proporcionan perspectivas al lector. Ambos son conscientes de la posición que ocupan en el mundo. Aunque este estatus de “outsider” es cierto para ambos personajes, Lazarillo tiene limitaciones de convención social que Adonis no tiene. El objetivo de Lazarillo en la vida es eventualmente adaptarse a las normas sociales del matrimonio y establecerse en el sistema patriarcal. Al final de la historia de Lazarillo, le dice al lector, “Y con favor que tuve de amigos y señores, todos mis trabajos y fatigas hasta entonces pasados fueron pagados con alcanzar lo que procuré: que fue un oficio real, viendo que no hay nadie que medré, sino los que le tienen” (Lazarillo 98). Adonis, sin embargo, no expresa ningún deseo de establecer un plan para el futuro. Se contenta con vivir el día a día, con pasar el momento. Le preocupan los estereotipos de la sociedad. Se resiste a conformarse con los estereotipos ampliamente aceptados. Aunque tiene una moral que podría ser cuestionada por el lector, tiene claro que su sentido de la identidad es el suyo propio. No se siente cómodo con las definiciones de los demás. Al principio de la novela, Adonis cuenta a los lectores un sueño en el que ve las caras de otros hombres homosexuales. Explica cómo los rostros en el sueño cambian entre heterosexual y homosexual, ambas definiciones externas de identidad. Sin embargo, al final de la primera sección, Adonis termina diciéndole al lector, “me empecé a sentir muy incómodo” (Zapata 15). Adonis no está dispuesto a que la sociedad le imponga una identidad. Quiere tener total libertad e independencia para definir su propia identidad sexual. Para Adonis, incluso las definiciones de “buga” o “gayo” son demasiado estrechas. Dice a los lectores, “¿quién es totalmente buga?” (Zapata 51). Lo que implica es que, para él, las dos categorías son demasiado restrictivas. Adonis no definirá su sexualidad según la definición de su padre, que implica a dos personas, un hombre y una mujer, que es la definición convencionalmente aceptada de los roles sexuales en la sociedad. Adonis explica al lector, “pues como que es una cosa de dos personas o más si se quiere pero que no debe salir de esas dos o tres o seis personas porque a nadie le puede interesar a nadie la debe interesar ¿verdad? lo que esas personas hagan con sus vidas privadas, ora sí que el amor es asunto privado ¿no?” (Zapata 28-29). Los dos personajes, Adonis y Lazarillo, experimentan una evolución a medida que avanzan en la sociedad, y siguen desarrollando un creciente sentido de la independencia. Valoran la libertad por encima de todo, ya sea por sus acciones en rebelión contra un amo o como Adonis que “era mi propio jefe yo desidia lo que tenía que hacer y con quién” (Zapata 71), o para ganarse la vida y sobrevivir en el mundo.
Aunque estos personajes tienen diferentes limitaciones en su búsqueda de identidad, también comparten similitudes. Tanto Lazarillo como Adonis son muy conscientes de su aspecto exterior y de la imagen que representa. La ropa, el atractivo y el adorno son importantes para ambos personajes. Lazarillo admira el vestuario del escudero. Parte de su trabajo al servicio de este señor se centra en cuidar la vestimenta del escudero, que forma parte de su identidad. Lazarillo describe al escudero y su aspecto con admiración, “Tornola a meter y ciñósela, y un sartal de cuentas gruesas del talabarte. Y con un paso sosegado, y el cuerpo derecho, haciendo con él y con la cabeza muy gentiles meneos, echando el cabo de la capa sobre el hombro y a veces so el brazo, y poniendo la mano derecha en el costado, salió por la puerta” (Lazarillo 56). Adonis también se preocupa por su imagen. Es consciente de su atractivo y lo utiliza a su favor. Demuestra confianza en sí mismo de forma juguetona. El lector puede verlo cuando Adonis conoce a su primer cliente. Dice: “así es que dije ‘este va a ser mi primer cliente’ y si ¿ves? paso en su coche una vez y luego volvió a pasar y me hizo señas de que lo siguiera?” (Zapata 60). Adonis confía en su capacidad para atraer a otros hombres. Se hace el tímido con este cliente diciéndoselo al lector, “ni que yo fuera corredor olímpico” (Zapata 60), cuando sigue el coche del cliente que se interesa por él. Ambos conceptos de lo que es atractivo se definen en el contexto de la sociedad en la que viven, pero tanto Lazarillo como Adonis están preocupados por su imagen.
Adicionalmente, ambos personajes hablan de su intelecto o “street smarts” en sus interacciones con otras personas en sus historias. Lazarillo y Adonis alardean de su capacidad intelectual para burlarse de los demás. Lazarillo cuenta a los lectores cómo es capaz de robar comida y vino a su amo con varios trucos, “con una paja larga de centeno, que para aquel menester tenía hecha, la cual, metiéndola en la boca de jarro, chupando el vino lo dejaba a buenas noches” (Lazarillo 14). Adonis también siente superior a los demás y presume de sus “trucos” sexuales. Habla al lector de la demanda de sus servicios, “hay gentes a las que veo muchísimas veces ¿no? ahorita por ejemplo tengo un protector que llevo más de un año de estarlo viendo miércoles y viernes” (Zapata 66). Ambos personajes se ven a sí mismos como fuera del grupo y superiores, mientras que utilizan un lenguaje común y autodespreciativo para explicar esta perspectiva al lector. Adonis le dice al lector: “yo simplemente trato de hacerles un buen trabajo de que queden satisfechos” (Zapata 66); emplea la ironía verbal para contrastar con esa habilidad sexual que le mantiene la demanda tan alta.
Este humor es un elemento común en las dos novelas. Los escritores de ambas historias manipulan el lenguaje para que los lectores se entretengan y comprendan a la vez el mensaje que se encuentra en el doble sentido de las palabras y las acciones de los personajes. Ambos narradores emplean juegos de palabras y un enfoque optimista en sus historias. El tono de ambas novelas es aventurero e irreverente, pero el lenguaje utilizado en cada narración es diferente. Las palabras de Lazarillo son mucho más formales y modestas, mientras que el lenguaje que utiliza Adonis es vulgar y escandaloso. Las palabras de Lazarillo son convencionales en su forma, pero poco convencionales en el mensaje, mientras que Adonis es un inconformista en ambos aspectos. Sin embargo, aunque el lenguaje es escandaloso, la humanidad del personaje es semejante al de Lazarillo. Ambos son cercanos al lector porque ambos forman parte de circunstancias que mucha gente puede entender. Ambos escritores utilizan este formato porque “el género picaresco alcanza proyección universal” (Parker 41), y los lectores pueden establecer una conexión. El escritor utiliza la ironía situacional como parte del humor para transmitir esta conexión a través de la voz narrativa. Los personajes se encuentran en situaciones opuestas a la norma, y el lector puede encontrar humor en la yuxtaposición de los personajes y las situaciones. Por ejemplo, cuando la policía aborda a Adonis en la calle, y supone que van a acosarle y robarle el dinero. Sin embargo, la situación no es lo que parece a primera vista. Los policías están allí para tener un encuentro sexual. El narrador incluso reconoce esta ironía de la situación cuando dice, “o al revés ¿no?” (Zapata 94). Este giro de los eventos está destinado a inspirar humor porque ahora Adonis ha permitido al lector entrar en la broma. La situación concluye de una manera inesperada. Otro ejemplo es cuando Adonis y René están en el autobús con el ciego. Adonis dice: “estábamos divertidísimos de ver a un ciego gayo” (Zapata 91), pero en realidad, el ciego mete mano a René porque cree que René es una mujer. Adonis y René creen que el ciego es gayo. Tanto el ciego como Adonis y René se equivocan en sus suposiciones. Lazarillo también llega a dar cuenta de que sus suposiciones son incorrectas, lo que resulta gracioso para el lector. También el lector sabe que Lazarillo es engañado en su admiración por el escudero. Es gracioso por el lector porque ha sabido todo el tiempo que Lazarillo está equivocado. Cuando está con el escudero, Lazarillo por fin se da cuenta, “Este, decía yo, es pobre, y nadie de lo que no tiene” (Lazarillo 64). Al decir lo obvio, el escritor pretende que el lector encuentre humor en la situación y puede ver la ironía del escudero que es tan admirado, pero que en realidad no tiene nada y sobrevive con la comida que le proporciona a Lazarillo.
Los escritores no sólo utilizan esta ironía situacional, sino que también emplean la ironía verbal para minimizar las heridas y enfermedades de los protagonistas con el fin de provocar la risa con sarcasmo. Tanto Lazarillo como Adonis experimentan sufrimiento físico, pero ambos narradores minimizan esta enfermedad o herida física con humor. Lazarillo sufre una herida en la cabeza a manos de su primer amo, un ciego que debe cuidar de él. Sin embargo, el ciego “tomar venganza” a Lazarillo “con toda su fuerza” y le da a Lazarillo un “golpecillo” (Lazarillo 16). El escritor utiliza un diminutivo de la palabra para minimizar el impacto de esta herida. El humor es casi físico y situacional (“slapstick”) para el lector. Adonis también minimiza las enfermedades sexuales que contrae en su historia. Cuando Adonis se entera de que tiene una enfermedad sexual le dice al lector: “y bueno, pero ya ahí que muera ¿no? me estoy cayendo del sueño” (Zapata 79). No demuestra la preocupación que probablemente debería por su propia salud. Su sarcasmo pretende ayudar al lector a encontrar humor en la historia. Zapata utiliza este tipo de sarcasmo y autodesprecio a lo largo de toda la novela. Tanto Lazarillo como Adonis son optimistas y recuerdan su historia para el lector de forma positiva y una manera juguetona. Aunque los eventos de las historias son muy serios y realistas, los narradores adoptan un enfoque que engancha al lector y cautiva la atención bajo el disfraz de la aventura y el humor utilizando sus propias palabras.
Tanto Lazarillo como Adonis tienen mucho que compartir con el lector. Los escritores de estas dos novelas utilizan elementos similares de estructura, así como manipulan el uso del humor y el lenguaje para llevar al lector a lo largo de la búsqueda de identidad de los personajes. Ambos personajes quieren vivir la vida en sus propios términos y de una manera independiente y autodefinida. El concepto de libertad personal y autosuficiencia es la norma moral de estos dos personajes. Aunque la sociedad tiene reglas establecidas, tanto Lazarillo como Adonis encuentran hipocresía y desigualdad en las normas sociales de la sociedad. Estos dos personajes son antihéroes que valoran la autodeterminación y la humanidad por encima de todo. Aunque otros dicen que también defienden estos valores en forma de honor, educación, religión y otras instituciones, tanto Lazarillo como Adonis experimentan en carne propia la corrupción y los prejuicios de sus sociedades. Al final, el individuo debe sobrevivir por sí mismo, y debe encontrar la tranquilidad y la paz para sí mismo. Como dice la cita de James Fenimore Cooper al principio de este ensayo, el “greatness of character is dependent on individuality” (183), y la lucha por el individualismo es parte de lo que ha ayudado al personaje de Lazarillo a seguir vigente durante mucho tiempo. También es parte de lo que convierte a la tradición literaria picaresca en una fórmula de la que otras obras como El vampiro de la colonia Roma puedan comunicar un mensaje de cambio político y sátira social. La voz del pícaro es poderosa, y sirve para plantear preguntas difíciles a los lectores y sirve como una “sensación de descubrimiento, espejismo” (Cabo Aseguinolaza 13) para provocar la inspiración de un cambio para mejorar la sociedad.
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Obras citadas
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Anónimo, El lazarillo de Tormes. Edición de Francisco Rico. Cátedra, 1987.
Cabo Aseguinolaza, Fernando. “La construcción de la picaresca”. El concepto de género y la
literatura picaresca. Universidad de Santiago de Compostela, 1992.
Cooper, James Fenimore. The American Democrat, or Hints on the Social and Civic Relations of
the United States of America. H. & E. Phinney, 1838.
Parker, Alexander. “Génesis de la picaresca”. Los pícaros en la literatura. Trad.
Rodolfo Arévalo Mackry. Gredos, 1975.
Rico, Francisco. “La novela picaresca y el punto de vista”. La novela picaresca y el punto de
vista. Seix Barral, 1970.
Zapata, Luis. Las Aventuras, Desventuras Y Sueños de Adonis García: El Vampiro de La
Colonia Roma. Penguin Random House Grupo Editorial, 2024.
Amy Jo Harrell is a graduate student in the Spanish Language and Literature program at University of Texas, Permian Basin. She received a M.Ed. degree in Curriculum and Instruction from Regent University in Virginia Beach, VA (1998), her B.A. degree in English and Language Arts from Old Dominion University in Norfolk, VA (1996), as well as an endorsement in Gifted Education from the University of Virginia in Charlottesville, VA (2013). She also holds an education endorsement in English as a Second Language (2022). She is currently a high school teacher for gifted students.