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Caminar por lo lejos

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Caminar por lo lejos

Por Jaime Baillères

Veo imágenes de Mirna Balbuena y pienso, ¿qué es aquello que nos orilla a la observación de las sombras en su movimiento, su origen y su fin? Quizá nunca lo sabremos. Caminamos por la ciudad con cierta cadencia picnoléptica, sin poner atención a la historia condicionante, implacable en su juicio. Y llegamos a nuestro destino sin saber cómo y sin brújula; quizá alguno de nosotros, cruzamos la calle sin ver, sin saber, sin darnos cuenta, hasta que pisamos la otra banqueta.

En esa inercia, en algún punto encontramos con sorpresa una mancha de luz y sombras. Nos asombra, como la palabra lo indica, lo que se encuentra en lo ignoto que también construimos. Suponemos que podemos crear entonces, una alteridad en el prefijo (re) del producir.

Privados hasta cierto punto de la razón, vemos límites de la forma en las paredes y los caminos de lo cotidiano. En este ejercicio del auscultar, no basta la construcción de una perspectiva ortogonal, pues vemos hacia las nubes y el cielo que vieron los griegos en su cosmogonía, y regresamos la vista hacia las sombras en el suelo del reino de Hades. Esa perspectiva se construye en la altura de la visión, es ésta la que nos indica dónde se encuentra ese mundo real que nombramos ciudad, gente, luces, objetos etc.

Ver la ciudad implica en ocasiones, análisis, pese a que se lea pretencioso, algunas personas sí lo suponen así. Hay tanto por decir, sobre todo porque no solo eso remite al sentido de lo visual, sino al olfato, los sonidos y las formas que nunca serán fijas por más que se aluda a lo sempiterno o indefectible en el muro de grandes piedras.

Imagino que, Mirna Balbuena es una de esas personas que se detienen a ver lo que quizá otros no consideramos importante. Una lección – que no necesariamente fotográfica- es la de saber cómo acercarse al objeto inmanente y rumiar la toma mucho antes de disparar. Pareciera como si Mirna hiciera un apunte de poemas en su bitácora, y hasta entonces levantara la mirilla para disparar. Su dispositivo no es la cámara, sino la libreta de las emociones ante la imagen pretenciosamente plausible.

En la tradición de Nilo Capretti (fotógrafo de sombras), la autora de estas imágenes nos muestra una ciudad al margen de lo mítico o siniestro, pero al mismo tiempo, de lo que, en su condición dialógica, implica ver la luz. Es también por demás obvio, que no tenemos que decir mucho sobre su producción, porque lo que aquí se escribe, no es más importante que lo que podríamos ver en parte de su trabajo. Mine Lobal, como la conocemos algunas personas, es una de las fotógrafas más suspicaces en su entorno citadino, pero, así como percibo que es ella en su silencio, así son sus imágenes, silenciosas y al mismo tiempo, estridentes.

Caminar entre lo lejos y alteridades.


Mirna Balbuena vive y trabaja en Ciudad Juárez, Chihuahua. Licenciada en Sociología por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, ha complementado su formación artística a través de cursos y talleres de fotografía con el Centro de las Artes de San Agustín, Instituto Potosino de las Artes, Centro de la Imagen y Escuela Mejores Fotos, ha participado en varias exposiciones colectivas en esta frontera.


Contempla la ciudad sin buscar llegar a un lugar, solo por el deseo de encontrar esa imagen única y memorable, no persigue imágenes si no atrapar momentos en el tiempo; explora más allá de lo que sus ojos pueden ver.

 


Jaime Baillères Es fotógrafo, desde inicios de los años 70. Sus padres querían ser intelectuales, por lo cual, creció sin la caja idiota en su casa, pero con muchos libros de arte y literatura clásica, sobre todo decimonónica y música de los románticos sufrientes.


Quería ser psicólogo, biólogo y músico, pero se le metió el virus de la sociología mucho antes de que “se cayera el muro” y el mundo se le vino encima.


Luego de un paso – durante diez años- por los medios de comunicación, cayó en el campo de la especulación sobre el Arte, y cuando abrió los ojos, ya habían pasado 27 años de docencia en artes visuales. Tiene un doctorado en Historia del Arte, que no hizo en Europa. Juega en un equipo de basketbol de senectos, la bici de montaña es su segunda pasión, es video-gamer desde 1994 y sus guías espirituales son Hideo Kojima y Hidetaka Miyazaki.

Jaime Baillères

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