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1. Lamento profundamente no ser un especialista musical ni un maestro que pueda hablar de escalas, notas, ritmo [tiempo]. Apenas soy un aprendiz melómano que, a lo largo de décadas, aprendió a escuchar las obras de Vangelis (Evángelos Odysséas Papathanassíou, 1943-2022), sin saber que eran obras del músico, sin saber que él hizo de la electricidad sonido. Pasión.
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2. Descubrí a Vangelis por accidente. A principios de los años 80, escuché sus melodías en todo tipo de comerciales de televisión locales, en Tijuana. Su música escapaba desde autos convertidos en expendios de helados, eran notas estridentes que también desertaban de los altavoces de las tiendas departamentales. No sabía realmente qué era aquello y, sin embargo, recuerdo tararear cada melodía, que luego descubrí se llamaba Opera Sauvage.
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3. Declara Vangelis: “(…) La música es un lenguaje. Es una memoria del sistema cósmico, una memoria del pasado y del futuro. Sobre todo, es ciencia, no entretenimiento”. De esta frase retomó sus palabras respecto al pasado y futuro. Eso es todo lo que la música, su obra, significó para mí. Una revaloración de lo que no es y aun así te cala en los huesos.
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4. Durante mi infancia vi la adaptación de Ridley Scott de Blade Runner, reinterpretación de Do Androids Dream of Electric Sheep?, novela escrita por Philip K. Dick hacia 1968. Más de cuatro décadas más tarde me descubro revisando una y otra vez no sólo la película de Scott sino escuchando la banda sonora de Vangelis en sus diferentes ediciones, me apasiona. Esa banda sonora es la historia del siglo XX hecha sonido… y es profética porque hoy la historia de hace un siglo retorna y nos trastoca.
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5. ¿Qué escucho en esa banda sonora? Justo, el pasado y el futuro, momentos suspendidos de mi vida, de la vida de los otros que me han acompañado a lo largo de los años, pero sobre todo escucho las palabras de Vangelis intentando a través de la música hablar del caos, del amor, de la pasión, del tiempo y la existencia. Él nos habla de la posibilidad de la inmortalidad, pero sin la humanidad misma.
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6. Soy uno más de una vorágine que retoma el mismo tema y la misma referencia: Blade Runner. La banda sonora de esta película es por demás excelsa porque hace del tiempo un retrato presente en nuestra imaginación. Nos guste o no, todos, somos un eco de nosotros mismos. Una reverberación sobre la existencia que lo mismo envejece que rejuvenece una vez que nos agitan desde el centro. El arte es en sí mismo el diapasón que nos descompone en memoria y arrepentimiento.
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7. No quise pecar, como sé que ocurrirá, de especialista en el músico griego… no hay que mentir. Lo que importa de él no es su herencia sino las pasiones que cimentó en nuestro corazón.
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8. En la película notamos la nostalgia de los personajes, entre ellos Deckard y el androide Roy Batty, no sólo por el mundo que fue sino por el mundo donde cohabitan. La desgracia es que uno de ellos sabe que morirá pronto. Es sencillo, las máquinas apenas vibran, pero éstas no tienen memoria. El humano se mantendrá con vida, pero siempre añorando el tiempo que no podrá apretar en sus manos.
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9. Conforme nos acercamos a la muerte, recorremos sonidos que nos recuerdan instantes preciosos de nuestra vida y que no existen más. Recuerdo las melodías que mi madre escuchaba y en ellas está plasmada su juventud, sonrisas y lágrimas. Cuando las palabras se marchan perduran las imágenes, pero esos fotogramas de nuestra existencia no tienen sentido sin la música, mejor dicho, sin los sonidos.
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10. Vangelis me ha llevado al borde de la nostalgia. Este homenaje brevísimo a su existencia no podría ser distinto. Lo recordaré como un hombre que hizo de la música su voz para la eternidad. Por siempre será joven, por siempre encontraremos que sus reverberaciones en la tierra se parecen a las que dejan escapar las esferas del espacio.
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11. La música de Vangelis, ahora lo sabemos gracias a la NASA y los sonidos que captura del universo, dialoga con las estrellas. ¿Cómo imaginar el sonido del espacio si jamás hemos estado afuera de nuestro mundo? No lo sé, quizá en la profundidad de nuestras células guardamos la memoria de estallido que nos dio la vida, si es que en verdad somos polvo de estrella.
Hugo Alfredo Hinojosa is a playwright, fiction writer and essayist, he won the National Fine Arts Award for Literature, in Mexico; his dramatic work has been performed in the United States, India, Mexico, New Zealand and Chile. He was a member of the Royal Court Theatre in London, and was a scholarship holder of the Foundation for Mexican Writers as a playwright. He is currently preparing his first book of short stories.