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Las musas de Enrique Cortazar

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ELLAS (Fragmentos)

 

Porque la palabra me celebra
en su júbilo inestable.
CARMEN BOULLOSA

I

De mil formas:

verticales, aromosas,

idealistas, abrumadas, pasajeras,

jugosas, anónimas, avirginadas,

arrepentidas, mágicas, dependientes,

cálidas, frígidas y obscenas.

A todas las unía

el ansia simple de vivir,

el hábito de ser luz.

Algunas jamás llegaron al umbral,

vida sin vida y sin luz;

otras, en cambio,

fueron advenimiento, paraíso y esplendor.

 

V

Íbamos con ellas a vivirnos,

en los parques buscábamos

las bocas, las manos,

todos los poros hasta bebernos

nuestra propia intimidad.

Refugiados en la tarde

las veíamos pasar alegres y desnudas

llevando con santo egoísmo

piernas, caderas y pudor.

Allí se consumía –hálito de luz—el instante

se prolongaba alimentándose

de un frágil esplendor.

 

 

TÚ (Fragmentos)

Te daré pan y besos
y nuestra casa
será cualquier lugar.

ALEJANDRO AURA

 

…en la humedad de este
cuerpo vivirá la aurora.

IRMA ROMERO

 

IV

 

Si lo pides

levantaré las lápidas del tiempo,

y el nido vuelto amanecer

será nuestro único refugio.

Ahí construiremos

lo que en la oscura profundidad de los deseos

cobra de pronto urgencia de mano frente al fuego.

Allí donde la vida surge

con naturalidad de viento,

donde tu paso

                     tu risa

                     tu boca

                     tus caderas

                     tu indomable brío

                     tu locura

nos lanzan a la muerte

transitoria, fascinante, viva,

de sentirte en el tráfico vertiginoso de la tarde.

 

 

VIII

En la lluvia

los amantes se descubren

deletreando sus nombres

silenciosos se esconden

preservando la libertad y la luz.

 

En ese rincón de besos

y antiguos aromas

a humedad y libreros

la noche los toca

con su silente inmensidad.

 

POSDATA  (Fragmentos)

III

Premura

puesta al azar

mirada atrapada en su propia obsesión.

Todo esto somos

y al jugar se nos estrella la risa

contra el tedio.

Somos prórroga fija

injuria gastada

cuenta pendiente.

Somos el canto después del incendio.

 

 

Enrique Cortazar estudió una maestría en educación y literatura en la Universidad de Harvard. Hizo estudios en el programa doctoral en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque. Fue promotor cultural y director de museos en Chihuahua y Ciudad Juárez. Ha publicado varios poemarios, entre ellos:  Otras cosas y el otoño (Diana, 1978), La vida escribe con mala ortografía (Ediciones de Cultura Popular, 1987), Ventana abierta (UNAM, 1993), Suicidio aplazado (Claves Latinoamericanas, 1994), Variaciones sobre una nostalgia (UNAM, 1998), Crépuscule sur les pavés/Crepúsculo en las calles (Edición bilingüe, Écrites des Forges y Mantis Editores, Quebec, Canadá 2008), Don de la tarde (Mantis Editores, 2014). Algunos de sus poemas han sido publicados en libros de texto de secundaria en Estados Unidos, así como en antologías en Japón, Estados Unidos y España.

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