Dramaturgia para reuniones virtuales
PRIMERA PARTE
I
Lucas
Moisés y Lucas aparecen a cuadro.
¿Cómo estás? ¿Cómo está la familia?
¿Sigues con esos ataques que te dan?
Seee. Bueno, si no me dices nada…
Moisés, Moisés. ¿Qué puedo hacer si no pones de tu parte?
Contactarte no fue fácil, ¿eh?
No fue fácil. Nada fácil.
Oye, Moisés. No es justo.
Moisés. Te estoy hablando.
Silencio.
Bueno. Me da gusto que estés aquí. No esperaba que te conectaras.
Creo que te estás preguntando, ¿por qué te busco, justo ahora, que un extraño virus se esparció por el mundo y nos tiene encerrados en casa? Pues… no sé. Ésa es la respuesta. No lo sé. La vida tiene/ A lo mejor me hubiera gustado buscarte en el mundo real. ¿Por qué no lo hice? No lo sé. ¿Por qué tengo pocos huevos? A lo mejor. Seeee. ¿Por qué pensaba que me valías puritita madre? A lo mejor. No lo sé. No lo sé. Y nunca lo vamos a saber.
Silencio.
Quizás te busco, mira, porque ya estoy viejo… y esto del virus me hizo/ Lo que pasa/ Mira/ Estaba viendo una película en blanco y negro, una de esas veces que ves y no ves, ¿entiendes? Ves, pero estás pensando en otras cosas. Lo que pasó, es que de pronto sentí los ojos vidriosos y una lágrima se escurría por mi mejilla. ¡Sí! Tú sabes que yo no soy así. No soy así. Te consta que yo no hago esas cosas, por favor. Lo sabes.
¿Por qué no dices nada?
Oye, ¿por qué no dices nada?
Moisés. Oye…
¿Por qué no hablas? Dime algo.
Por favor.
Te lo estoy pidiendo en buena onda. Habla.
Oye… Oye…
¿Quién chingados/?
Bueno, no has cortado comunicación. Eso quiere decir que, bueno, nadie te está haciendo manita de puerco para estar frente a la compu. ¿O sí? Nadie te está obligando y aquí estás.
¿Ves? Aquí sigues. Ahí sigues. Eso es bueno.
Hace un ejercicio de respiración.
Hago Taichi. Eso me ayuda. ¿Haces algún deporte? ¿Cómo te distraes? ¿Sigues bebiendo?
Silencio.
Lo primero que quiero que sepas, es que yo no maté a mamá. ¿Okey? Sé que te quedaste con una opinión diferente, pero, de hermano a hermano, yo no maté a mamá. Ella se murió solita. Estaba loca, era una hija de la chingada, pero yo no tuve nada que ver con eso. A veces, cuando somos jóvenes, nos confundimos, y tú estabas confundido. Muy confundido. Cuando somos jóvenes, mezclamos la verdad con la mentira, a eso nos dedicamos, no me vas a decir que no. Y luego pasa que no sabemos cómo separar lo verdadero de lo falso.
Quiero decirte algo, mi memoria es una campo ralo. Pero sé qué es verdad y qué no es verdad. Así que ya sabes. Yo no tuve nada que ver con su muerte.
Moisés apaga la cámara.
¿Estás ahí? Oye. Pon la cámara.
Oye, te estoy hablando. Ya sé que estás ahí, cabrón.
Pon la puta cámara que no estoy aquí de adorno. Quiero verte a los ojos. No voy a seguir hasta que no pongas la cámara.
Ya te dije que no voy a seguir.
No voy a seguir.
Así estaremos. Tengo todo el día. No hay pedo.
Es como tú quieras.
Quiero verte. No es justo. No es justo.
Voy a contar hasta 3.
Escúchame bien. Voy a contar hasta 3 y si no prendes la cámara, me largo. Deberías de considerar lo tremendamente difícil que es estar aquí, humillándome contigo. ¿Quién fue el que te buscó? ¿Quién te contactó por feis? ¿Quién te dijo que quería charlar? ¡Fui yo! ¡Fui yo! ¡Enciende la puta cámara! 1, 2, 3. Vete a la verga.
Moisés se sale de la reunión.
II
Moisés
Moisés y Lucas aparecen a cuadro.
Silencio.
Eso.
Así.
Muy bien, Lucas. Así está bien. Eso.
Las personas como tú abren la boca y pudren todo.
Quiero contarte una historia.
Shhhh.
Muy bien. Así, Lucas.
Quiero contarte algo, toma tres:
Yo vivía tranquilo con mamá. No vivía tranquilo. No. Pero estaba con ella. Yo vivía con mamá. No había armonía. Pero, estaba con ella. A su manera, me procuraba amor. Sí, te daba uno que otro madrazo, o te volteaba la cara cuando eras grosero, pero esa era la forma. El fondo era otra cosa. El fondo era amor.
Yo era un niño problema. Me orinaba desde la azotea, golpeaba niños. Un día me robé a Estela, el esqueleto de la oficina del director porque pensaba que había que darle santa sepultura. Lo que no sabía era que Estela era de plástico. Pero no estoy aquí para contarte cómo era yo, pues tú viviste antes conmigo y con mamá. Ella también te puteaba. Ahora que lo pienso, qué bueno que lo hacía. Yo creo que eras insoportable. No sé quién fue tu padre, mamá nunca me dijo y eso que era más cercana a mí.
Bueno, me da curiosidad. Ojalá me digas.
No ahora. Ahora no quiero que hables.
Aunque me imagino que era un parásito.
Recordarás que a mamá le detectaron cáncer de estómago. Una vez me llevó a la clínica del Seguro Social y estuvimos un rato esperando. Me dijo que me quería mucho, Lucas. Tal cual. Después me dijo: tú eres diferente, tú no eres como el puto de tu hermano.
No son invenciones, Lucas.
Son palabras textuales: tú no eres como el puto de tu hermano.
Eso me dijo.
Lo dijo con una voz meliflua.
Creo que fue la primera vez que se sinceró conmigo.
¿Y sabes qué más me dijo?
Yo sé que te mueres por saberlo.
Ella dijo:
Tú eres el mejor.
Y no lo dijo una vez.
Lo dijo otra vez:
Tú eres el mejor.
Y no sólo dijo eso, subrayó:
Que no se te olvide.
¿Y qué crees que hice?
Nunca lo olvidé; 34 años después lo sigo recordando.
Ese día en una puta clínica del seguro social, mi madre se abrió conmigo.
Se hizo madre.
Ahí entendí que ser madre significa dar buenas madrizas de todo tipo a tus hijos, hasta que estos se reciben como hijos.
Ese día yo fui hijo por primera vez.
Aguanté como hombre.
Después de un rato en silencio pasó a su consulta.
Duró horas.
Al salir me dijo:
Las quimios son basura.
Y nos fuimos de ese hospital.
Llegamos a casa.
En esa época tu vivías con una señora en tu cuarto. Y no querías que nadie te molestara. Salías por latas de atún, refresco y cerveza, y te volvías a encerrar.
No hablabas con mamá. No te importaba que tuviera cáncer.
Sólo te la pasabas encerrado con tu señora, una gordibuena, en el cuarto, viendo la televisión.
Mi madre me encerró con ella y me dijo que se iba a recuperar.
Yo la abracé y me contó una historia de su infancia.
Esa historia quizás algún día te la cuente.
Hoy no.
No estoy aquí para contarte la vida de mamá. Estoy aquí para que sepas lo que ella confiaba en mí.
Confiaba más en mí que en nadie, Lucas.
Ella no tenía cáncer de estómago. Ella necesitaba sangre.
Silencio.
Quita esa cara de pendejo. ¿Por qué sonríes?
No estoy mintiendo.
Ella necesitaba sangre. Por eso había enfermado. Por eso le detectaron cáncer de estómago, Lucas.
Había dejado de beber sangre por una crisis de valores.
No está bien beber sangre, hijo. No es algo que los católicos deban hacer.
Mamá se confesaba siempre que conseguía un poco de sangre.
Silencio.
A ver, pendejo. ¿De qué carajos te ríes?
¿Por qué te ríes?
Lucas, si sigues así, me largo.
A ver.
Silencio.
Quita esa puta sonrisa. Lo que te cuento no es de risa. Es trágico.
No es de risa.
Silencio.
Mamá tenía una amigo que le daba plaquetas de sangre a cambio de sexo.
Y un día ya no quiso darle sexo.
No era digno.
Se sentía utilizada.
Y el señor, que trabajaba en unos laboratorios, ya no quiso darle sus plaquetas.
O aflojas o nanai. Le dijo.
Pasaron los días y comenzó a sentir una ansiedad cabrona.
Tenía la boca seca, como cuando tienes cruda, pero una cruda añeja, centenaria.
En la iglesia le prometió a la Virgen que dejaría la sangre.
Pasaron los días y comenzó a sentir ansiedad, mareos y vómitos.
Se fue a una clínica rascuache, a Urgencias.
Sólo miraba pasar heridos y se le hacía agua la boca.
Pero no podía hacer nada, Lucas. Porque estaba jurada.
Además, no era higiénico.
A ver.
Quiero decir algo.
No pongas esa cara. No me juzgues. Ese siempre ha sido tu problema, juzgas a los demás cuando no te das cuenta lo idiota que estás, cuando no te das cuenta que tú mismo, que tú mismo/
Bueno, te pido de la manera más atenta que pongas un rostro neutral. No expreses nada. No mires con cara de: a-ver-con-qué-mamada-me-sale-este-pendejo.
Silencio.
Muy bien. Neutro.
Así. Muy bien.
Neutro y en silencio.
Hasta neutro caes gordo, pero bueno.
Mamá siguió absteniéndose hasta que enfermó y le detectaron cáncer de estómago.
Me pidió ayudarla, diciendo: la Virgen no quiere que me muera. Una promesa no vale nada si me muero por cumplirla.
Y quise hacer algo al respecto.
Salí a las calles con la firme intención de ayudarla.
En la chamarra llevaba un cuchillo cebollero y una bolsa de plástico.
Caminé por las calles durante un rato hasta que vi un perro callejero.
Ya sé lo que piensas, Lucas.
¿Qué pedo con ese niño asesino de perros?
Quiero que sepas algo, ahora todo mundo es pet frenli. Todo mundo ama a los perros, los saca a pasear, limpia con propiedad sus eses y son temas de pláticas y campañas. Entran con ellos a los restaurantes. Tienen peluquerías y sicólogos. No me extrañaría que un día caminaran en dos patas con sombreros de copa. Les llaman, sus hijos. Es ridículo. Pero te recuerdo que es esa época pululaban los perros callejeros y uno era libre de patearlos. Había libertad, Lucas. No como ahora. Así que me acerqué a ese perro, estaba en los huesos, era pardo, corriente y estaba hambriento. Le llevé un poco de leche y la bebió toda. Le corté el cuello y con mucha dificultad le coloqué la bolsa de plástico. La llené a la mitad y regresé a casa.
Le di la bolsa a mamá y se le mojaron los ojos.
Hijo, hijito. Me dijo.
Silencio.
Perdón. Es que me emociono.
No se la bebió. Cuando le dije que era de perro, me regañó y me dijo que ella no bebía mierda. Que prefería morirse, a beber eso. Es como beber Anís del Chango cuando estás acostumbrado a un buen ron. No seas mamón.
Eso me dijo. Así. Me dijo.
Ya terminé.
Silencio.
¿Por qué te ríes?
¿Por qué te ríes?
¿Qué fue lo que te dije?
¿Qué te dije?
Moisés sale de la reunión.
III
Lucas
No pongas esa cara.
Te admiro.
Quizás un día podamos hablar como hermanos.
No me refiero a que nos veamos en persona.
Me refiero a que por lo menos a través de estos aparatos podamos ser hermanos y conversar como gente normal.
Como la gente normal, Moisés.
Hablar de los hijos, del clima, del gobierno.
Ojalá se dé algún día, eso deseo.
No le digas gordibuena.
Es la señora Roldán.
Eso es una falta de respeto, y aunque te cueste aceptarlo, te voy a pedir, por favor, que cuando te refieras a la señora Roldán lo hagas con respeto.
Ella era una santa.
Y me salvó la vida.
No te rías.
Santa.
No estaba encerrado con ella de a gratis.
Era un proyecto de vida, Moisés.
Un día caminaba por la calle sin rumbo.
Tenía muchos problemas, tú lo sabes. Y de pronto, sin pensarlo, me vi en un puente peatonal, sostenido del barandal, a punto de aventarme.
Ahí estaba la ciudad silenciosa.
No me malentiendas. Había caos.
Es una ciudad llena de ruidos y de gente.
¿Me entiendes?
Pero en mi cabeza había silencio.
Silencio.
Estuve a un tris de arrojarme para ser destrozado por algún tráiler de refrescos, pero antes de cualquier cosa, de que siquiera me trepara al barandal, escuche la voz de la señora Roldán.
Me dijo:
¿Qué haces?
Y me despertó de mi letargo.
¿Qué haces?
Volvió a decir.
Nada.
No me digas que no.
No, nada.
La señora Roldán se te metía a la cabeza. Sabía lo que pensabas en todo momento.
Guardé silencio. No sabía qué decirle.
Antes de hacer cualquier cosa, quiero que me escuches.
Me dijo.
Y yo le hice caso. Tenía el poder de convencerlo a uno.
Me quedé escuchándola.
Hace muchos años, cuando los animales aún hablaban, me dijo, existió un príncipe muy infeliz. Nunca salía de su habitación porque el rey se lo prohibía. Pensaba que afuera había demasiados peligros para él, por lo que nunca salía a jugar con otros niños, y mucho menos, paseaba a caballo por las montañas o el bosque. Si algún animal quería el príncipe, el rey lo hacía traer a su habitación. Si tenía hambre, le llevaban banquetes a su habitación. Si se aburría, le llevaban a las hijas del carnicero a su habitación.
Un día, un cuervo se posó en el dintel de su ventana y se hizo su amigo.
No me gusta verte así, príncipe.
¿Por qué, Silvestre?
Así se llamaba el cuervo.
Silvestre.
¿Por qué?
Sepa.
No me gusta verte así, príncipe.
¿Por qué?
Afuera hay mucha maldad, sí. Pero también mucha belleza. Belleza que tienes que observar con tus propios ojos.
¿Y qué puedo hacer, Silvestre?
Y fue cuando idearon un plan para que el príncipe pudiera salir a conocer el mundo.
El príncipe escondió al cuervo en su habitación. El ave, cauta como era, se mantuvo inmóvil durante horas hasta la madrugada. Salió de su escondite. El príncipe abrió un par de puertas para que el ave, caminando como un profesor doctorado en alguna universidad europea, entrara a la habitación real. De pronto, se vio ante el rey, quien roncaba al costado de una doncella.
Sigilosamente, brincó a la cama, se posó en el pecho del rey y de un par de picotazos quirúrgicos, le arrancó los ojos con sus respectivos tallos.
El rey gritaba como doncella, la doncella gritaba como rey y la guardia real entró con sus lanzas.
Silvestre terminó destripado en las piedras de la habitación.
El príncipe, en secreto, le dedicó una oración.
Ese día, le hizo prometer a su padre que sería su guía en el reino. De esta manera, el príncipe pudo salir y observar las bellezas del mundo, gracias a que se convirtió en los ojos del rey.
Lucas se seca las lágrimas de los ojos.
Eso me contó la señora Roldán, y por un momento dejé de pensar en mis propios problemas.
Como era de bajos recursos, más bajos que nosotros, la llevé a casa y a cambio de comida, ella me contaba historias.
No necesitaba más que estar con ella y escucharla.
¿Entiendes, Moisés?
¿Entiendes lo que digo?
Ella era una santa.
Moisés sale de la reunión.
IV
Moisés y Lucas
– Buenas tardes, Lucas, ¿cómo has estado?
Silencio.
Cuando comenzó el incendio, ¿por qué no sacaron a mamá?
Salen de la reunión.
V
3 gramos de alcohol
Moisés sale de la reunión.
VI
Moisés
Moisés bebe un trago de cloro y tose. Va al fregadero de la cocina y vomita.
Moisés saca del refrigerador una muestra de sangre.
Moisés sale de la reunión.
VII
Sra. Roldán
M: ¿Qué hace ella aquí?
L: Mira/
M: ¿Qué hace aquí?
SRA. ROLDÁN: Yo/
L: ¿Me escuchas?
M: No.
L: Sólo déjame explicarte…
Moisés sale de la reunión.
S: ¿Y ahora?
L: Espéreme…
S: ¿Se salió?
L: No sé.
S: Se salió…
L: Sí, creo que sí.
S: Qué ca-bron-ci-to.
L: Perdónelo. No es fácil para él.
S: Pues sí.
L: No es fácil.
S: No entiendo por qué.
L: Se va a conectar, no se preocupe.
S: No estoy preocupada, Lucas.
L: Sí, bueno. Sí… ¿Cómo pasa la cuarentena?
S: ¿Por qué no le dijiste?
L: ¿A Moi? ¿Decirle qué?
S: Que me iba a conectar.
L: No sé, es muy temperamental.
S: Es muy descortés de su parte.
L: Lo sé.
S: Es inadmisible.
L: Lo sé. Creo que ya regresó. ¿Moi, Moi?
Moi está en negros.
L: Ahí está. Prende tu cámara. Prende tu cámara. Señora, háblele por favor.
S: Hola, Moi. Si no quieres poner la cámara está bien.
L: Moisés, levanta la mano si estás escuchando.
Moi levanta la mano.
L: Ahí está, señora Roldán. Ahí está mi hermano. Levantó la mano.
S: Ah, mira. Levantó la mano. Qué bonito. Levantó la mano.
Un hombre tenía dos hijos. Al primero le dijo: hijo, ve a trabajar en la viña…
Moi aparece a cuadro con los ojos vidriosos.
M: ¿Por qué me andaba toqueteando cuando yo era un niño?
S: ¿Qué?
M: ¿Por qué?
L: Moi…
S: No escuché bien.
Moi pronuncia más lento.
M: ¿Por qué me andaba toqueteando cuando yo era un niño?
S: No se escucha. La señal de internet no es muy buena.
M: No se haga, conteste.
L: Moi…
M: Conteste…
S: Mira, hijo. Quiero que sepas algo. No tengo internet de fibra óptica.
M: ¿Fibra óptica?
S: La fibra óptica es más rápida. En esta colonia no hay instalación de fibra óptica.
M: ¡Conteste!
L: ¿No escuchas, Moi? Es una cuestión de fibra óptica.
M: ¿Qué?
S: Mira, hijo. Cuando decidí salvar a tu hermano, sí lo sabes, ¿verdad? Antes de tirarse del puente, sólo escúchame. Tu hermano te quiere mucho. Cuando decidí salvarlo, me hice responsable de él. Cuando salvas la vida de una persona, te conviertes en el ángel de esa persona para siempre. Y yo me acerqué a ti porque tu hermano te necesitaba.
M: Yo era un niño.
S: Dios habla a través de mí.
M: Usted le lavó el cerebro a mi hermano.
L: No me lavó el cerebro.
S: Lucas, cierra la boca.
L: Perdón, señora.
S: Hay veces que hago cosas que no recuerdo. Yo sólo soy un instrumento de Dios. Dios se manifiesta de muchas maneras a través de mi cuerpo. Un hombre tenía dos hijos. Al primero le dijo: hijo, ve a trabajar en la viña/
M: ¿Por qué está aquí?
S: Es un acto de piedad.
L: Yo se lo pedí.
M: Te está manipulando.
M: ¿Hasta cuándo vas a tener que soportarla?
S: Quiero que sepas algo. Una vez caminaba por la calle, paseaba con mi jauría de perros, antes de que desaparecieran los perros de las calles. Antes de este nuevo Estado de pets frendlis, donde la gente los ha domado y les pone gorritos y calcetines. Es ridículo, pero bueno, en realidad… Mira… caminaba con ellos, alegremente, por la ciudad, cuando vi un árbol en llamas.
L: ¿Por qué estaba en llamas?
S: Me acerqué, lo que vi en el árbol ardiente, fue la figura de tu madre devorando a sus hijos. Y fue cuando Dios me guió hasta tu hermano.
L: No me había contado eso. ¿Cómo se manifestó Dios para guiarla?
S: A través de los perros, hijo. Ellos me guiaron hasta ti, en ese puente, a punto de besarte con la muerte.
L: Exactamente, señora Roldán, ¿qué vio en el árbol que ardía?
S: Vi a tu gorda madre, comiéndoselos, a los dos.
L: En las figuraciones, ¿mi madre tenía colmillos?
S: No, no tenía colmillos. Sólo era una masa amorfa de carne que los deglutía, como las gaviotas cuando se tragan una enorme rata.
L: ¿Nosotros éramos las ratas?
S: Es poesía, Lucas.
L: Ah, perdón. Nunca he sido… seeee… ¿qué lo hizo quedarse con nosotros en casa?
S: Mi compromiso con Dios y con ustedes.
L: ¿Usted quemó a nuestra madre?
S: No, hijo. ¿Cómo crees? Eso lo hizo ella por su cuenta.
M: ¿Por qué salió usted primero del departamento?
S: ¿Qué? No te escuché, hijito.
M: ¿Por qué salió usted primero?
S: ¿Salí yo primero?
M: Sí, Lucas me dijo que usted salió primero.
S: Ah, caray. ¿Eso le dijiste?
L: …
S: Lo importante es que ella fue la que decidió inmolarse.
L: Como aquél monje tibetano.
S: No. Lucas. Es importante que te diga algo: no hay relación posible entre ese monje tibetano y tu madre. No. ¿Me puedes decir qué madres tiene que ver? ¿Cómo es posible siquiera que compares la muerte de aquel hombre en busca de un ideal y tu triste madre?
L: Era poesía.
S: No, Lucas. Eso no es poesía. Eso es una reverenda pendejada.
L: Perdón, señora.
La señora Roldán se contiene y sonríe hacia Moisés. Suaviza su voz.
S: Un hombre tenía dos hijos. Al primero le dijo: hijo, ve a trabajar en la viña…
Moisés abandona la reunión.
S: ¿Ya se fue otra vez?
L: No sé. Sí. Creo que sí.
La señora Roldán dice con una voz suave y tierna:
S: Qué cabroncito. No ha cambiado nada.
L: Perdónelo.
S: ¿Por qué madres le dijiste que yo salí primero del departamento?
L: No sé.
S: Vales para pura madre, Lucas.
L: Perdón, señora.
La señora Roldán sale de la reunión.
L: Señora, señora… Levante la mano si está ahí.
VIII
Lucas se queda solo
Pausa.
Silencio.
Lucas se acaba su trago y se sirve otro.
Una fuente de sabiduría
No como la suripanta
de la bruja que nos dio la vida…”
Moisés sale de la reunión. Lucas se acaba su trago se sirve otro. Mira hacia cámara.
Pinche corona.
Señora, yo la amo.
La amé siempre.
Gracias por todo.
Por salvarme la vida.
Por entrar en mi vida.
¿Por qué no me habló?
Digo, yo, yo, yo habría, habría…
estado con usted,
La hubiera acompañado.
Vi a su hermana.
Con todo respeto.
Qué hija de…
Me dio la cajita…
Gracias por la cajita…
Pero no entiendo…
¿Por qué me dejo esta cajita?
No hay nada en ella.
No entiendo.
No sé que voy a hacer sin usted.
A lo mejor lo que dejé pendiente.
A lo mejor regreso a ese puente.
¿Qué significa la cajita?
¿Qué putas significa?
Señora Roldán,
¿y si me lleva con usted?
De seguro tiene un buen asiento en ese teatro…
de seguro está rodeada de ángeles…
Puta madre…
Bueno, la dejo descansar…
Lucas sale de reunión.
SEGUNDA PARTE
I
Gema
Moisés escupe la bebida.
Gema sale de reunión al igual que Moisés.
Moisés marca desde su cel.
II
Moisés y Gema
Moisés sale de la reunión.
Gema sale de la reunión.
III
Sra. Roldán
Moisés sale de la reunión.
Moisés entra a la reunión.
Yo siempre quise lo mejor para ustedes.
Y yo me di cuenta de lo que pasaba en esa casa desde el primer día que estuve ahí.
Tu madre era una vampira.
Una alma enferma.
Todo era rencor en ella.
Y se desquitaba con ustedes.
Sobre todo contigo.
Te hizo cómplice de su enfermedad.
Te jodió la vida.
Y no sólo eso.
Una noche salí al pasillo para ir al baño. Y en el baño estabas tú, inconsciente. Y tu madre te hacía cosas.
¿Qué chingados haces?
Ella se volvió, y con el pie quiso cerrar la puerta del baño.
Yo se lo impedí.
Ella se levantó, me encaró.
Todo en silencio.
Y yo le di un cabezazo en la mera nariz.
Haz de cuenta que se abrió un grifo de sangre.
Se fue riendo a su cuarto, dejando una estela morada por el piso.
Yo te vestí, abriste los ojos y comenzaste a gritar.
Te pedí que te quedaras a dormir en el sillón de la entrada.
Te lo pedí.
Pero tú querías regresar al cuarto con ella.
Tu hermano salió. Yo sólo le dije: Moisés debe dormir en el sillón de la sala.
Siempre debe dormir en la sala.
Lucas se quedó contigo hasta que te dormiste.
Yo limpié la sangre del pasillo y me quedé haciendo guardia afuera del cuarto de tu madre.
Cuando abrió la puerta le dije que si te volvía a tocar, le sacaba las tripas.
Ambos salen de la reunión.
IV
Gema
Ambos salen de reunión.
V
Sr. Nishiyama
Para qué me quería.
Hable, señor Nishiyama.
¿Para quién trabaja?
Señor Nishiyama.
¿Para quién trabaja?
Yo no sé qué le habrá dicho Gema y su amigo Querido.
¿Qué soy yo para usted?
¿Su conejillo de indias?
¿Sabe qué?
Oiga, ¿habla español?
Ande, muévase. Diga algo.
Señor Nishiyama.
¿Para qué me mandó invitación?
¿Qué quiere de mí?
¿Qué busca?
Ellos tienen problemas, señor Nishiyama.
Ella es una pornógrafa y él, y él, pues él juega videojuegos.
Ellos se aprovechan de que se fue mi hermano.
Videojuegos.
Mi hermano desapareció.
¿Con qué intenciones está aquí?
¿Qué quiere de mí, señor Nishiyama?
Desapareció.
Hábleme, por favor.
¿Qué soy yo para usted?
¿Su conejillo de indias?
El señor Nishiyama pone en google-traductor la expresión conejillo de indias y se escucha: Morumotto.
¿Qué soy?
El señor Nishiyama se encoge de hombros. Hace algunas anotaciones.
El señor Nishiyama pone en google-traductor la expresión: ¿Qué soy? Y se escucha en japonés: Sore wa watashidesu.
El señor Nishiyama se ataca de la risa.
Ya, señor Nishiyama.
No me da gracia.
No es gracioso.
¿De qué se ríe?
Tengo cosas qué hacer.
¿Qué es lo que quiere de mí?
Mire, yo no sé quién sea usted, ni a qué se dedique.
Pero debe saber que lo han engañado.
Lo engañaron.
Yo soy una persona normal.
Si usted me conociera, se daría cuenta, señor Nishiyama.
¿Por qué anota?
¿Qué es lo que anota?
¿Por qué me observa así?
¿Qué fue lo que dijo?
¿Quién le dijo?
Mire, usted no sabe nada. Aquí las cosas no son como allá. Aquí no hay un sol tan grande, ni esos paisajes con árboles imposibles.
Yo solo quiero.
Yo solo quiero, señor Nishiyama.
Mi hermano no era un androide.
Mi hermano era un cabrón.
Pero no era un androide.
Y yo, y yo…
¿Usted tiene hermanos, señor Nishiyama?
¿Usted sabe lo que es compartir el dolor de la infancia?
¿Sabe qué?
Váyase al diablo, puto japonés de mierda.
El señor Nishiyama pone en google-traductor: puto japonés de mierda. Se escucha: Kuso Nihon no kuso.
Usted es igual a todos ellos.
¿Sabe qué?
Yo no comencé el confinamiento con esta pandemia.
Yo lo comencé desde hace años por personas como usted.
Ustedes, ustedes…
Ya lo había olvidado.
Ya se me había olvidado por qué no me gusta salir a la calle.
Llevo años encerrado.
Sólo salgo para lo indispensable.
Con razón.
Y, ¿sabe qué?
Mejor así, señor Nishiyama.
Mejor así.
¿Qué hora es allá?
Usted, ¿dónde está?
¿Por qué me contactó?
¿Qué hora es allá?
¿Dónde está?
¿Dónde está?
¿Quién le dijo de mí?
¿Quién le dijo que yo soy vampiro.
El sr. Nishiyama se ataca de la risa y sale de reunión.
Moisés se queda solo.
VI
El asno y el mercader
Sra. Roldán
S: ¿Cerraste la llave de gas?
M: Sí.
A: No te duermas.
M: No, no. Me decía algo…
S: Sí. Era un mercader que vendía sal en los mercados.
Cuando comenzó a tener problemas en las lumbares, se compró un asno.
Con el animal, el mercader cargaba varios costales de sal a la vez.
Un día, en el camino de regreso a su pueblo, pasaban por un río y el asno resbaló sumergiendo los costales en el agua. Cuando se incorporó sintió alivio, pues el peso se había reducido considerablemente por la sal diluída.
El asno se puso re contento.
El mercader, no.
Regresó a la costa con el asno para cargar nuevamente los costales, ahora con más peso, y al pasar por el río, el asno tropezó, a propósito, para librarse de su carga.
El mercader acusó la trampa del asno.
Regresaron a la costa, pero esta vez el mercader cargó con cientos de ligeras esponjas la espalda del burro.
Al cruzar por tercera vez el río, el asno se aventó al agua. Las esponjas, bien afianzadas a su espalda, absorbieron el agua y el peso causó que el animal se ahogara.
Antes de morir, lo último que vio el infame tramposo fue al mercader, cagado de risa, a través del agua cristalina.
M: ¿Por qué me cuenta eso, señora Roldán?
S: Tú sabes por qué, hijito.
Gema
M: ¿Y tú qué haces aquí?
G: Hablé con Querido.
M: ¿Y qué te dijo?
G: Hablé con él.
M: Sí, y ¿qué te dijo?
G: Me dijo que el señor Nishiyama no es de fiar.
Debes mantenerte alejado de él.
Es un informante de una gran empresa.
Una de sus filiales fabrica androides.
Querido está por entrar a su computadora, una vez que lo haga, se abrirá una enorme caja de pandora.
Dice que esto es importante.
Por eso debes alejarte de él.
Y no hablar con nadie.
Enciérrate en el clóset.
Cultiva en el patio de tu casa.
Debes ser autosustentable, Moi.
No salgas.
Mi amigo dice que pronto Netflix producirá una serie basada en sus vidas, pero hablada en inglés.
M: No creo.
G: Con Matt Damon.
M: ¿Por qué Matt Damon?
G: No puedes seguir en contacto con el tal Nishiyama.
M: Sí. Lo mandé a la verga.
G: Ah, cabrón. ¿Con esa boquita comes?
M: ¿Qué problema tienes con mi lenguaje?
G: Sólo quiero ayudarte.
M: …
G: ¿Has sabido algo de Lucas?
M: No.
G: Yo soñé con él.
M: ¿Y qué te dijo?
G: Me pidió una disculpa. Me abrazaba fuerte.
M: Ah, qué bien.
Sra. Roldán: Me acuerdo de esta mensa.
G: ¿Y ésta quién es?
M: La señora Roldán.
G: ¿Y cómo se metió aquí? ¿Tú la invitaste? Mensa, su abuela, vieja grosera.
M: No.
G: ¿Quién la invitó?
Moisés se encoge de hombros.
Sra. Roldán: Tú hiciste sufrir mucho a mi Lucas.
G: Y usted, ¿qué sabe de mí?
S: Yo sé cosas que tú ni imaginas, mi’jita.
G: Dile que se vaya.
M: No se puede salir.
G: ¿Por qué?
M: Sus leyes son otras.
G: ¿Por qué?
M: La señora Roldán colgó los tenis.
G: ¿Se murió? Ajá.
M: Sí, se murió.
G: ¿Y qué hace aquí?
M: Pues sepa Dios.
G: ¿Cómo sabes que se murió?
M: Me dijo Lucas.
G: ¿Ya regresó?
M: No, no, no ha regresado. Antes de que se largara, me lo contó. El día que se fue, estuvo en su funeral.
Le dieron una cajita.
Y al tercer día, la señora Roldán resucitó.
Gema se ríe.
G: Esto es demasiado, Moisés. No se puede contigo.
M: ¿Qué es demasiado?
G: Vives en un mundo imposible.
M: Mira quién lo dice.
Tú eres quien comentó cosas privadas con ese tal Querido.
Tú eres la que colecciona pornografía.
Tú eres quien comenzó a descifrar tatuajes íntimos y me enredó con un puto japonés que sólo me decía: morumotto, no.
G: Eso es otra cosa.
No me cambies el tema.
¿Cómo puedes creerle a esta señora?
S: Yo sí te conozco a ti, mi’jita. Sé muy bien quién eres.
G: ¿Cómo es que me conoce?
S: Yo siempre he estado muy cerca de Lucas. Yo siempre lo he cuidado. Yo velo por él y rezo por él todas las noches.
Aparece señor Nishiyama.
Sr. Nihiyama
No, conejillo. Conejillo, no.
Risa.
Morumotto, no. Morumotto, no. Morumotto, no.
Risa.
¿Qué soy? ¿Qué soy?
Risa.
Puto japonés.
Risa. |
Gema
Vives en otro mundo y no distingues lo que sucede en realidad. No tienes idea de lo que sucede. Querido tiene razón. Somos parte de un experimento que lo único que busca es inocular el caos en nuestras familias. Por eso hablas de vampiros, de santas chafas y madre y media. No sabes nada. No sabes nada. Tienes que enfrentar la realidad y asumirla.
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Sra. Roldán.
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas de la ciudad. Mas los perros estarán fuera, los putos perros y los hechiceros, los violadores, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que practica la mentira.
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Moisés se levanta y sale de cuadro.
La Sra. Roldán, Gema y el Sr. Nishiyama salen de reunión.
Entra Lucas a reunión.
Moisés.
Aquí estoy.
Moi.
Moi.
Moisés se asoma a cuadro.
¿Tienes un tatuaje en forma de código de barras?
¿Eres un puto androide?
¿Viste a la señora Roldán?
¿Supiste que resucitó?
¿Por qué me has mentido?
Yo solo quiero que todo vuelva a ser como antes.
Ella me dijo.
Ella dijo que tú me querías ayudar.
Eso me dijo la señora Roldán.
Me dijo que te quedaste conmigo esa noche. Que me cuidaste.
Después de un momento Lucas niega con la cabeza.
Lucas sale de reunión.
¿Quién soy?
¿Cuántos murieron en el incendio?
Tengo sed. Tengo un chingo de sed.
No me gustan los perros, Lucas.
Prefiero, prefiero/
Agradezco que hayas estado esa noche.
Gracias por existir.
¿Dónde estabas?
Yo no quiero ahogarme, Lucas.
Yo no quiero ahogarme.
Yo…
Yo…
Lucas se queda inmóvil y en silencio un largo momento. La imagen se corta a negros.
FIN
Luis Ayhllón es uno de los más reconocidos dramaturgos mexicanos. Ha sido ganador del Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes Perla Szuchmacher 2020 por la obra Pequeña Nube de Magallanes; el Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz (2015); finalista del Premio Internacional Born de Teatro (España, 2010); ganador del Premio Nacional de Literatura, en la rama de teatro (2006); del Premio Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera (2004); entre otros premios y reconocimientos.
Ha estrenado alrededor de 40 obras en ciudades de México, Estados Unidos, Europa y Latinoamérica.
Cuenta con alrededor de 20 publicaciones. Su obra ha sido traducida al francés, inglés y griego. Su antología Les chameaux et autres pièces, fue presentada por el prestigioso académico y dramaturgo francés Joseph Danan, en la ciudad de París, en 2014.
Su trabajo en cine incluye el guión y la realización de los largometrajes Dodo (2014); ganador del premio a Mejor Director en el Primer Festival Internacional de Cine de Acción, Sevilla, España 2015; La extinción de los dinosaurios (2014); nominada al premio Ariel al Mejor Guión Adaptado y Nocturno (2016), Ganadora al Mejor Largometraje en UK Film Festival (Londres); selección Oficial en Los Angeles Film Festival (2017) y el Festival Internacional de Guadalajara (2017).