ISSN 2692-3912

El sustento femenino en la Épica Fantástica de Tolkien

 
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El sustento femenino en la Épica Fantástica[1] de Tolkien

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Joyzukey Armendáriz Hernández

Norma Luz González Rodríguez

Universidad Autónoma de Chihuahua

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Resumen

J.R.R. Tolkien es considerado el precursor de la Literatura Fantástica, género en el que prevalece el rol masculino y la emulación de los herméticos grupos literarios en los que la mujer no figura. Es debido a esta construcción temática que Tolkien ha sido cuestionado en décadas recientes por los pocos personajes femeninos en su obra. No obstante, el propósito de este acercamiento es mostrar el fundamento heroico en los personajes femeninos.

Se explorarán tres personajes principales en la obra El Señor de los Anillos: Galadriel, Éowyn y Arwen. Este estudio propone una exploración futura de los personajes femeninos en la obra del mismo autor, El Silmarilion, siguiendo los fundamentos aquí presentados.

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Palabras clave: Tolkien, género, personajes femeninos, épica.

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Abstract

J.R.R. Tolkien is considered the precursor of Fantastic Literature, a genre which emphasizes the male role and the emulation of the hermetic literary groups where women are rarely included. Granted that this theme is developed in his work, in recent decades Tolkien has been criticized for the minimum number of female characters that are included. Nonetheless, the purpose of this approach is to show a heroic support in Tolkien’s female roles.

  Three main characters will be explored: Galadriel, Éowyn and Arwen. Additionally, by following the arguments here presented, this study proposes a further examination of female characters in the work by the same author: The Silmarilion.

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Key Words: Tolkien, gender, female characters, epic.

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Perspectiva de Género

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En todos los grupos sociales, el género debe ser entendido en términos políticos y culturales, en referencia a las formas locales y específicas de las relaciones y, en particular, de desigualdad, reflejada a su vez en la jerarquización social (Stolcke, 2000: 29; Rosaldo, 1980), por lo que este trabajo parte del análisis de la construcción de la feminidad propuesta por el escritor John Ronald Reuel Tolkien y trata de entender como el sexo es o no un marcador en la construcción de relaciones desiguales.

Sabemos que cada sociedad, a lo largo de sus diversos periodos históricos, le da un significado distinto y construye de forma distinta la femineidad en base a una complejidad extraordinaria y a veces contradictoria de símbolos culturales (Ortner, 1974: 67; Lauretis, 1992, cit. en Adán, 2006: 246) por lo que deberemos analizar las distintas formas en las que se construye la femineidad en los personajes propuestos por Tolkien, elegidos para este análisis.

Partimos de la idea de que el género se representa en una persona en tanto que ésta es perteneciente a una clase; sin olvidar por otro lado, que el género es la contestación de la naturalización de la diferencia sexual en múltiples terrenos de lucha, por ello la teoría más adecuada del género “requiere de historiar las categorías del sexo, carne, cuerpo, biología, raza y naturaleza” (Haraway, 1991: 221 y 38) por lo que también es nuestro propósito dilucidar cómo cada personaje encarna una experiencia femenina, cómo es codificada en su cuerpo desde una experiencia social.

            

Creemos que para analizar las distintas formas en las que se configuran los personajes femeninos en la Obra de Tolkien, es útil para nosotras explicar la subjetividad femenina a través del conjunto de diferencias, no solo sexuales, raciales, económicas o culturales que se interseccionan, como fue propuesto por Kimberlé Crenshaw, que en 1989 acuñó el término interseccionalidad para dar cuenta de la formación compleja de las diferentes posiciones del sujeto ante la lógica de las políticas de la identidad (cit. En Romero, 2010: 17).

Los postulados de Kimberlé consideran que las categorías de la raza, género y clase interseccionan e influyen en la vida de las personas produciendo desigualdades, pero no se trata de una suma de desigualdades, sino que cada una de éstas interseccionan de forma diferente en cada situación personal y del grupo social, mostrando las estructuras de poder existentes en el seno de la sociedad. (cit. en La Barbera, 2000: 18).

Dado lo anterior nos pareció importante preguntarnos si existe una conexión biológica entre el sexo y el tipo de tareas que se ejecutan, pues éstas varían en forma significativa y se construyen culturalmente. Esto nos llevaría a entender si existe una subordinación femenina propuesta por Tolkien al darles o no valor a los trabajos y hazañas de sus personajes femeninos, pero creemos que esta desigualdad no es tan marcada en las clases altas. Tolkien propone que las cualidades sanadoras del rey, mostradas en el personaje de Aragorn al seguir una emulación de la tradición taumaturga inglesa, también se confieren a Éowyn, una vez que ella asume su rol como sanadora. En este caso, la tarea subordinada del sanador en contraste con la del guerrero se contraponen en ambos personajes, lo cual indicaría una deconstrucción del rol y sus actividades.

También nos pareció importante preguntarnos por ejemplo por la existencia de personajes femeninos de la raza de “los hombres”, y determinar si solo las elfas cuentan con el reconocimiento de sus iguales y de otras razas. Galadriel proviene de una importante familia de los Elfos fundadores. Fëanor, el príncipe Nöldor que forjó los Silmarils, las joyas más hermosas de la Primera Edad, fue tío de Galadriel. Arwen proviene de la familia de Lúthien, hija de un rey Elfo, y Beren, descendiente de los primeros hombres que pelearon en contra de Morgoth. Éowyn también es parte de la familia real de Rohan, es por eso importante el contraste de la crítica feminista al trabajo de Tolkien.

Las mujeres incluidas en las narrativas de Tolkien provienen de contextos privilegiados. ¿Y qué significa que estos personajes femeninos sean privilegiados? Significan que esos mismos derechos están negados en otras féminas, en las humanas por ejemplo, porque como plantea Gargallo (2014:19) para que un privilegio exista tienen que existir derechos negados.

También es crucial para nosotras tomar en cuenta que cada mujer se define desde su subjetividad que se desprende tanto de las formas de ser y de estar en el mundo y aprenderlo: consciente e inconscientemente. “Se organiza en torno a la forma de percibir, sentir, racionalizar y accionar sobre la realidad” (Lagarde, 2011:13). Por lo que es para nosotras importante analizar la forma en que reaccionan los personajes femeninos de Tolkien, los recursos que poseen para intervenir en dicha realidad.

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Galadriel y el espejo transformador.

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Una escena importante en el legendarium de Tolkien es cuando la Compañía del Anillo llega con dificultad al bosque escondido de los Elfos Grises, Lothlórien. Este territorio posee trazos míticos bosquejados desde El Silmarilion. Lothlórien es el reino de Celeborn y Galadriel. Galadriel es una dama de los Nöldor, la estirpe élfica con mayor prominencia en el relato de El Silmarilion. Su sabiduría, entonces, se correlaciona con su edad, y por lo tanto, la edad del mundo (J. R. R. Tolkien, 2001).

La Compañía es recibida, y Galadriel pronuncia palabras de bienvenida que son seguidas por un silencio examinador:

‘[…] but I will say this to you: your Quest stands upon the edge of a knife. Stray but a little and it will fail, to the ruin of all. Yet, hope remains while the company is true.’ And with that word she held them with their eyes, and in silence looked searchingly at each of them in turn. (J. R. R. Tolkien, 1994a)

Es poco usual que un personaje femenino aparezca con tal autoridad, porque como lo han planteado los teóricos clásicos, como Lévi- Strauss, los hombres constituyen el centro de la sociedad, las mujeres se sitúan al margen del sistema de relaciones reales y simbólicas. En este sentido, ratifica la tesis de Simone de Beauvoir los hombres como esencia y las mujeres como alteridad (Martín Casares, 2008: 153), postulados que no desaparecen del todo, ni siquiera en un personaje tan poderoso como Galadriel, pues finalmente es Frodo el centro de esta aventura épica.

Galadriel hace uso de un poder élfico para examinar las intenciones de todos los miembros de la compañía. Sin embargo, la narración no adivina estos pensamientos, sino que cada miembro debe enfrentarse a estas palabras en el silencio de su soledad.

La influencia de Galadriel es el establecimiento mítico de un tiempo remoto en el que el discernimiento espiritual era asequible a todo ser, por lo tanto, el entendimiento del proceso a seguir no permanecía velado. Frodo experimenta un proceso gradual de soledad. Nadie puede entender su carga, pues todos tienen propósitos distintos, aún cuando éstos inciden en el de Frodo en algún punto. Frodo, en su incapacidad inicial de tomar una decisión, debe experimentar en sí mismo este proceso de aislamiento en silencio.

Partimos de esta experiencia en tanto que Frodo es la representación del héroe, pero su forma de encarnar el heroísmo no es muy distinta a la forma en las que encarna múltiples batallas interiores Galadriel. Frodo experimenta esta ansiedad por encontrar la soledad cuando entiende el propósito de su viaje, el cual se fue develando mientras se avanzaban las leguas de la Tierra Media. En un momento de angustia, se da cuenta que su propósito cobrará las vidas de quienes lo acompañen. Ante esta posibilidad, decide emprender el viaje solo. Entonces se puede indicar que el solitario busca aislarse, busca interrumpir el dialogismo natural con cualquier otredad simplemente porque su propósito está acuñado en otra fuente, otro destino, uno al que debe llegar sin compañía. Así, en la soledad es posible experimentar el silencio. En este silencio, la palabra expresada anteriormente se duplica, engendra.

Giovanni Pozzi, un sacerdote estudioso de la literatura italiana y la mística medieval y barroca, nos transporta a la pausada reflexión de la palabra en el contexto indisociable del silencio (Pozzi, 2019). Este contexto es místico ya que se desenvuelve a través de lo poético que intenta reflejar la actividad real de la lectura como un acto espiritual. Este acto se denomina espiritual no por alguna alteración ‘psíquico-físicas’, sino por la transformación interna que provocaban.

La analogía mencionada expresa el nacimiento de una semilla, o la palabra, hasta su desarrollo como una hermosa planta. El contraste se encuentra en el modelo de vida monástico con la rutina contemporánea común. El silencio es parte fundamental de la experiencia monástica, sin embargo, representa una falla en nuestra modernidad. En nuestro contexto de investigación, el silencio proporciona luz sobre los procesos de transformación de los personajes a observar.

La primera etapa de esta transformación yace en la necesidad de una soledad impulsada no por el ánimo narcisista sino por el escape de la banalidad habitual. Esta soledad tendrá como propósito una unión a lo trascendente.

En el legendario de Tolkien, los personajes que se encuentran en el centro de esta transformación comúnmente buscan el exilio. Galadriel ejemplifica este aislamiento al permanecer en Lothlórien, separada de los Elfos que deciden regresar a las Tierras Imperecederas. Galadriel simboliza la permanencia y su participación se circunscribe desde El Silmarilion, hasta la asunción de Aragorn como rey.

Debido a que Galadriel tenía uno de los tres anillos de poder, Nenya (J. R. R. Tolkien, 1994b), podía recrear el ambiente perfecto de la tierra de los Valar en Lothlórien. Es por esto que Lothlórien florecía, y este bosque estaba repleto de Mellyrn, los hermosos árboles de Valinor. Al regalar a Sam tierra de Lothlórien y una semilla de este árbol, aseguraba su crecimiento en Hobbiton. El árbol de Sam fue el único Mallorn que floreció en la Tierra Media fuera de Lothlórien. Esta tipología emula el modelo creativo de Eru Ilúvatar en el Ainulindalë, el cuál busca la recreación de lo bello y benéfico. Galadriel asume una personalidad creadora en imitación del creador único. Para Tolkien, no existe labor más heroica que esto, ya que él mismo se convierte en un creador de un Mundo Secundario.

No podemos pretender, sin embargo, que los personajes femeninos de Tolkien sean representados por Galadriel, pues como advirtió Simone de Beauvoir (2012 [1949]) la subordinación “universal” femenina se da aún a pesar de los casos excepcionales de la presencia de una mujer-jefe, de una reina, o una mujer a la cabeza de la tribu, y estas situaciones no significan en absoluto la liberación femenina.

Cabría entonces preguntarnos si personajes como Galadriel son casos excepcionales, y si el sistema social que describe Tolkien obedece a una jerarquización dónde los dominantes son varones, pero consideramos que Tolkien propone cualidades que sobrepasan las fronteras del género, y aunque sus personajes sean mayormente masculinos, las cualidades ideales de liderazgo se presentan en ambos géneros.

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Éowyn y la tradición épica

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Éowyn pertenece a la casa de los Eorlingas de Rohan, amos de los caballos. Su tradición es emulada a partir de la imagen épica anglosajona reflejada en el poema de Beowulf. Sus hombres son valerosos, leales, y dispuestos a morir en batalla. Desde la Primer Edad, narrada en El Silmarilion, han acudido en defensa de reyes, y así, se han ganado su estatus real.

No obstante, de la misma manera que su origen es poético, las características sobre los roles femenino y masculino son claramente identificados. La mujer, para los Rohirrim, así como para los Anglosajones, tenía la honrosa labor de procrear más héroes que asegurarían un lugar en la memoria.

Esta última es una imagen normalizada en las culturas patriarcales que “engendran a la mujer a través del parto, por mediación del otro, del hijo” de acuerdo a Marcela Lagarde (2011: 386) pero Éowyn quiere participar de la lucha en los Campos de Pelennor, en defensa de Minas Tirith, y acude con un disfraz de hombre. Antes de llegar a este punto, ya se entrevé su decisión de participar en esta guerra, aun cuando no le sea permitido. Sostiene un diálogo con Aragorn en el que se explora algunas nociones sobre el rol de la mujer y la opinión que cada uno de los géneros tiene sobre su asociación (Tolkien,1994b:767).

Éowyn se entristece porque su única labor es esperar a que los guerreros regresen victoriosos de la guerra. Aragorn, en un momento de poca esperanza le responde que vendrá un tiempo en el que estos guerreros ya no regresarán. ¿Quién recordará entonces sus hazañas? Esta actividad de remembranza, aunque no tenga un estatuto glorioso, es muy necesario para participar de los eventos de las guerras, lo cual, también resuena como argumento de Tolkien. Éowyn no está muy convencida, y no les es posible encontrar consenso. Éowyn quiere encontrar la gloria en batalla.

Diversas teóricas (De Lauretis, 1984, cit. en Alcoff, 2002: 12; Haraway, 1991; Sandoval, 2004) consideran que estamos construidas por un discurso semiótico y la única manera de situarse fuera de ese discurso es desplazarse una misma dentro de él, rechazando formulaciones, o responder taimadamente, como en este caso disfrazarse de “masculino”.

Así, después de unirse a los Rohirrim usando un disfraz, se revela como mujer al luchar contra el Rey Brujo y resulta ser el elemento crucial para la derrota de éste (Tolkien,1994b:823-24). Sin embargo, muchos elementos de eucatástrofe ya están presentes, por lo que su victoria no es fácil ni libre de consecuencias. Debido al impacto de la fuerza del Rey Brujo, tanto Éowyn como Merry caen en una enfermedad que los arrastra lentamente al vacío que existe más allá de la oscuridad.

Lo anterior emula el momento en que Frodo es apuñalado en La Cima de los Vientos o Amon Sûl (Weathertop) por el mismo Rey Brujo, permitiendo la tipología de la revelación del héroe en el momento clave, el terrible viaje a las puertas de la muerte, y la dolorosa recuperación que nunca se completa. Todo lo anterior corona la victoria en contra de un enemigo poderoso con objetos que enmarcan un contexto mitológico que es pertinente en este mundo creado, y también exceden sus mismas fronteras para ofrecer intertextualidad al lector y ayudar de esta manera al correcto entendimiento de la escena. Éowyn defiende su deseo de ir a batalla como emulación de una doncella escudera, casi como Valkiria, pues la recompensa de morir en batalla es mejor que vivir en un cuerpo herido (Tolkien,1994b:937). Haber sobrevivido después que Théoden ha muerto le provoca una gran amargura. Ambos Éowyn y Frodo han sobrevivido a los ataques del Rey Brujo, pero con consecuencias de desesperanza que son difíciles de esconder.

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Arwen y el cumplimiento de la esperanza.

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Aragorn, en El Retorno del Rey, recibe como regalo un estandarte bordado por Arwen, lo que pretende ser un recordatorio para su futura boda, bajo el entendido que la guerra termine. Las expectativas son altas, pero Arwen busca infundir esperanza en Aragorn. También le envía un mensaje que lee: “The days now are short. Either our hope cometh, or all hopes end. Therefore I send thee what I have made for thee. Farewell, Elfstone!” (Tolkien,1994b:758).

Tareas como el bordado suelen ser identificadas como femeninas y parecieran no tener importancia, sin embargo siguiendo a Foucault, la teórica feminista Judith Butler denomina a la paradoja de la subjetivización al hecho de que las condiciones y procesos que subordinan al sujeto son los mismos que lo en consciente de sí mismo y en agente social (Butler 1997), es decir, Arwen aprovecha los recursos que le son concedidos desde su femineidad y desde ese recurso habla y deja en claro cuáles son sus deseos y su voluntad.

Lo que el personaje de Arwen nos muestra es su resistencia, de responsabilidad, de saberes situados, lo que Braidotti llama la política de la subjetividad femenina: la visión del sujeto entendido como una zona de interacción de la voluntad con el deseo, es decir la voluntad de saber, el deseo de decir, de pensar y de representar (Braidotti, 2004: 42-66) resaltando que éstos cruzan a la vez las variables que definen al sujeto y que ya hemos mencionado: la clase, la raza, el sexo, la edad, la nacionalidad y la cultura, que se yuxtaponen para definir y codificar los niveles de nuestra experiencia.

Además, en Arwen vemos la agencia social “no simplemente como sinónimo de resistencia a las relaciones de poder, sino como la capacidad de acción que ciertas relaciones específicas de subordinación crean y hacen posible” tal y como definió el término Mahmood (2008) 

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Conclusiones

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Los pocos roles femeninos en la narrativa de Tolkien son personajes fructíferos, aunque encerrados en capullos de la constante protección masculina de un entorno que emula las historias de caballeros, al ser estos personajes moldeados a través de los arquetipos victorianos (Nicholson, 2011; Willadean Thordis, 1976).

No obstante, Tolkien ofrece una línea de escape al imaginar la posibilidad heroica en un personaje femenino. El enfoque épico de Tolkien se torna en la amalgama de cualidades que son necesarias para completar la expedición heroica cuyo éxito no le pertenece a uno, sino a todos. En la obra de Tolkien, los personajes femeninos son fuertes y determinantes, y los masculinos aprenden de ellas a desenraizar sus tradiciones arcaicas, y construir nuevos mundos.

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Referencias

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  1. Por parte de Joyzukey Armendáriz Hernández, el presente artículo es parte de un capítulo de la investigación Aproximaciones a la Espiritualidad en la Narrativa de J.R.R. Tolkien en El Señor de los Anillos y El Silmarilion para obtener el grado de Doctora en Filosofía con Acentuaciones en Estudios de la Cultura de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Nuevo León. La Contribución de Norma Luz González Rodríguez se basa en la Construcción del Marco Teórico del presente artículo.


    Joyzukey Armendáriz Hernández Catedrática en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua para materias de Literatura Inglesa Romántica, Medieval e Isabelina. Candidata a doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Nuevo León con un proyecto de tesis sobre la narrativa de J.R.R. Tolkien. Líneas de investigación: Crítica Literaria, Literatura Fantástica en inglés, Comics, Literatura Inglesa.

    Norma Luz González Rodríguez es Doctora en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Barcelona, Maestra en Antropología Social por el CIESAS, y Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Actualmente se desempeña como docente en la UACH.