ISSN 2692-3912

Ánima sola

 

Casi toda mi vida viví en el extranjero. Regresé al pueblo para quedarme. La propiedad que recién había comprado era justo lo que necesitaba. Una pequeña casa y un amplio terreno aunque descuidado y con crecida maleza. Mi abuelo se la heredó a uno de mis primos, y éste nunca la quiso.  No tenía dinero para pagar un ayudante así que empecé el trabajo de desmonte yo solo. Cansado, y ya casi anocheciendo, entré a la casa a tomar un café. Apoltronado en un sillón vi pasar por la ventana la silueta de una mujer. Me extrañó un poco. No conocía bien los alrededores, así que salí al portal, apenas alcancé a verla que se metía en un intrincado rincón de ramas espinosas y hierbas secas, y ya no pude distinguirla. Nunca he sido supersticioso. Cerré la puerta y me tiré en el sofá para luego dormir profundamente.

Al día siguiente seguí mi tarea. La curiosidad me ganó y fui al matorral del rincón. Machete en mano corté ramas y segué yerbas. Eso me permitió ver una pequeña losa casi cubierta por la tierra. La limpié con mis manos y, grabada sobre ella, alcancé a leer: «Vagarás siempre sola».

Por la tarde pregunté a mi primo por tal hecho. No sabía mucho o no quería saber. Apenas me contó que la gente decía que el abuelo había enterrado allí a alguien a quien asesinaron con mucha violencia. Y por eso él nunca quiso esa  propiedad. No me sirvió de mucho la visita. De nuevo al oscurecer tuve la misma visión, esta vez pude distinguir su pelo largo que flotaba al viento. Salí al portal y la vi perderse en el mismo lugar. Parecía desear que la siguiera.

Nunca fui muy apegado a los abuelos. Pero al día siguiente decidí visitar su tumba en el cementerio. Sentado sobre ella en silencio, encendí una vela. Mi madre decía que a los muertos hay que encenderles luz y rezarles. En eso estaba cuando sentí la presencia de alguien muy cerca de mí, volteé y vi de nuevo a la mujer de pelo largo, lentamente se giró para verme, mientras yo, perplejo, solo atiné a decir: ¿¡abuela!?

 

 

Bertha Alicia Quintero Camporredondo es autora de tres libros de microhistoria sobre orígenes, costumbres y tradiciones de pueblos del noreste de México: Congregación de Recuerdos (1996), Hojas del Viento (2008), Dicen que en El Rosario… (2012). Cuatro Odas Bordadas de Nostalgia (poesía 2012), Entre amores y en-sueños (poesía 2008), Las Creaciones de Dios (prosa literaria 2005). Publicaciones en diversas revistas literarias y de historia. Coautora de la Enciclopedia Coahuila a través de sus municipios. Gobierno del estado de Coahuila, México.