Pronóstico del tiempo
Algo sé de las cosas.
No se me han revelado las claves de la muerte
ni converso con ángeles o estatuas,
pero entiendo que al agua de los charcos
y al reflejo de un rostro en esas aguas
no se les llame de la misma forma.
Las ramas del naranjo
son manecillas de un reloj de frutos.
Aunque, a decir verdad, todo lo ignoro
tratándose de charcos y reflejos.
El tiempo es lo que pasa por delante
sin verme ni siquiera de reojo:
por delante del agua y de las piedras.
Yo apenas averiguo qué hay debajo,
qué hay detrás, qué hay adentro.
Algo sé de las cosas, como he dicho:
sé que van a perderse.
El árbol de minutos
deja caer los más redondos
y conserva los tenues e inasibles.
Después de todo, el ángel y la estatua
conversan entre sí, miran al cielo
y pronostican, por su cuenta,
lluvias o tolvaneras o bonanzas.
Forecast of Time
I’ve learned a thing or two.
I haven’t had the codes of death revealed to me,
and I don’t converse with angels or statues,
but I realize that the water in a puddle
and a reflection of a face across that water
don’t share a name.
The branches of an orange tree
are hands of a fruit-bearing clock.
Although, in truth, I don’t know much at all
when it comes to puddles and reflections.
Time is what hurries on ahead
without a sidelong glance at me:
ahead of the water and rocks.
I’ve barely caught a glimpse of what’s below,
behind, within.
I’ve learned a thing or two, just like I said:
I know they’re destined to be lost.
The tree of minutes
lets the roundest fruits drop down
and keeps the tentative, the unattainable.
In the end, the angel and the statue
chat between themselves, study the sky,
and forecast, on their own account,
thunderstorms,dust clouds, or fair weather.
El mismo día
para Carlos Ulises
En amaneceres repetidos
de meses, de años repetidos,
hojas repetidas
de fresnos repetidos
absorben la luz y la fragmentan
al otro lado de la calle.
Desde la misma ventana
de la misma casa,
los mismos ojos
miran las mismas partículas de luz
de los mismos follajes.
Mientras dura esa luz,
pájaros diferentes atraviesan el cielo
como si fueran cielos diferentes
cruzados por el mismo pájaro,
hasta que la noche oculta las hojas de los fresnos
y las ventanas aceptan apagarse.
The Same Day
for Carlos Ulises
On repeated dawns
in repeated months and years,
repeated leaves
of repeated ash trees drink
the light and fragment it
across the street.
From the same window
of the same house,
the same eyes
watch the same light particles
of the same foliage.
While this light lasts,
different birds flit through the sky
as if they were different skies
crossed by a single bird,
until the night conceals the ash leaves
and the windows consent to be snuffed out.
Escena con dibujante y modelo
Medimos un milímetro cuadrado.
En la punta de un lápiz
cabemos mientras quepa nuestra piel,
mientras haya lugar para las uñas.
Cabemos en moléculas plateadas:
oscuros hueso adentro,
descalzos absolutamente.
Cabemos con los ojos
de los primeros que nos vieron,
con los nombres ocultos
del odio y la vergüenza,
con el color ausente de la ropa
y con los animales que vemos en las nubes.
En los compactos minerales
de la punta de un lápiz
cabemos de dos modos:
con la espalda y el pecho al mismo tiempo,
el sueño y la memoria,
tu cara en el registro de mis ojos.
Scene With Artist and Model
dark-boned,utterly barefoot.
the animals we glimpse in clouds.
Traducción de / Translated by Robin Myers
Luis Vicente de Aguinaga es poeta, ensayista y traductor mexicano nacido en 1971. Es doctor en letras románicas por la Universidad Paul Valéry de Montpellier y profesor titular del Departamento de Letras de la Universidad de Guadalajara. Ha publicado once libros de investigación literaria, crítica y ensayo, entre los cuales figuran De la intimidad (2016) y La luz dentro del ojo (2018). Es, además, autor de trece poemarios, el más reciente de los cuales, Qué fue de mí, apareció en 2017.