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Caliche
Aún y si no fuera una metáfora deberíamos dejar que los niños jueguen con la cuerda del
ahorcado
lo importante no es el cuadro sino cuánto tiempo pasas viendo el cuadro
los mismos leones se pervertirían por tener un coto de caza del tamaño de este rancho
basta con un cuaderno de doble raya para el ejercicio
la mortaja quiere decir que tuvimos cuerpo más allá del caliche
estos versos se escribieron con las dulces lágrimas de un cordero degollado.
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Sangre
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Aquí dos palabras son muchas y una es poco
en el campo de la sangre el silencioso muro color amarillo es la poesía
ya hablo como los muertos por medio de la estática en frecuencia AM
empecé paleando mierda en los establos hoy monté un bayo cara blanca
entre mezquites quemados por el sol de la muerte que vivimos
quiero que mi voz sea un sartén de peltre azul
quiero que mi voz sea un nido de alacranes sobre el pecho de un pájaro con las patas
amarradas por una cinta negra
quiero que mi voz pase como la mano de un cowboy sobre el lomo de un animal.
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Amarillo ocre
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La poesía se agrieta para mostrar la pared que primero fue ventana antes de ser puerta
ese zumbido de moscas en caca son los artistas fronterizos chupándole la vida al llano
montados en sus broncos caballitos de madera
un agujero en la pared nos separa
una ventana
una puerta
¿quién habita la casa amarillo ocre y por qué es más grande la lila que la casa?
este paisaje nada vale desde adentro
no sé lo que es la poesía
pero me gusta imaginarme que es una locomotora partiendo aquel campo de amapolas
rojas en que se convirtió el manto de nieve salpicado por la sangre
yo no curo
ni mato
yo sólo verifico.
Eric Roacho Saldívar nació en Ciudad Juárez, México, en 1988. Forma parte del taller literario BISONTE. Vato es su primer poemario publicado en 2016, bajo el sello de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, por haber obtenido el primer lugar de la convocatoria Voces al sol. Escribe actualmente su segundo poemario, el más desafiante, titulado Cactus, en el que recopila escenas familiares punzocortantes.
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