A María C. Gastélum
Hay que escribir la historia
de los que caminan por el mundo
como ángeles derrotados
No tienen techo
andan descalzos
les gusta sentir el vértigo
de la Tierra
Es demasiado fácil saciarlos
usan como espejo
una fotografía de la infancia
por eso quizá
siempre llevan la misma ropa
Les basta alguna caricia
para orientarse en el tiempo
Viven para adentro
por eso quizá no conocen el futuro
No tienen otro empleo
que abrazar a los demás
En las ojeras llevan con dignidad
la marca registrada del anhelo
miran puentes
donde sólo hay tela de alambre
buscan una mano
donde sólo existe un puño cerrado
encuentran una sonrisa
donde el dolor fragmentó un rostro
andan por ahí
equivocándose todo el tiempo
A veces los hieren las lanzas de los demás
pero se levantan
siempre se levantan al día siguiente
andan por ahí
equivocándose todo el tiempo
Todo lo celebran
hasta su propio dolor
Hay que escribir la historia
de los que caminan por el mundo
como ángeles derrotados
no tienen fecha de caducidad
adivinaron el misterio de su alma
saben que fueron derrotados
por la inmensidad
el tiempo
y el azar
pero no se cansan de vivir
nunca se cansan de vivir
Poeta con título profesional
Pensé que hacer un poema
era fabricar alas para las mujeres bellas
y escribir versos
que sonaran bien en cualquier oído
Pensé que la poesía
era llenar una libreta con poemas de desamor
y declamar de memoria
grandes poemas
con un vaso de cerveza en la mano
repitiendo amargamente
lo injusto que puede ser el mundo con un poeta
Pensé que para hacer poesía
era necesario desangrarse
en una botella de alcohol
y mirar siempre hacia lo más elevado
olvidando los pantanos del mundo
No sabía que un poeta se gradúa
cuando le puede cantar con inmenso respeto
pero también con humor
a esa gran herida
que todos traemos desde niños
No sabía que las palabras luminosas
son sanadoras por naturaleza
y un poema escrito
con la mano en el cielo y en la tierra
al mismo tiempo
puede volver liviano cualquier dolor
No sabía que uno de verdad
comienza a escribir poesía
cuando se pueden tocar las cosas con el corazón
y se descubre la simpleza del mundo
No sabía que la poesía
es el oficio de dar un poco de oxígeno
a los desahuciados
a los que perdieron su paraíso
su pan
su caminar
No sabía que la dignidad de un poeta
consiste en darse cuenta
que las palabras bellas sobran
sino se puede hacer un manifiesto
contra la desesperanza
y las mentes perversas que dirigen el mundo
Uno ya es poeta
cuando puede encender los ojos
de hombres y mujeres
que se niegan a la subasta de almas
en las salas de tortura de los centros de trabajo
en los campos de exterminio sutil
en los manicomios
en las calles
No sabía que el título de poeta
se ganaba en la soledad y en la miseria
antes de llegar a la estrella más alta
No sabía que la calle
es la gran maestra del poeta
sólo desde la calle
uno aprende a convertir la rutina en sustancia poética
No sabía que un día
uno de estos días de primavera
uno se levanta convertido en poeta
y ya no quiere escribir más versos
sino llevar una vida sencilla
Una vida sencilla
Rondo Allegro del Concierto Emperador
Para sentir la poesía
es importante saber que uno tiene un poco de poesía
y mirarse todos los días en el espejo
a la hora del crepúsculo si es posible
y tratar de adivinar lo que existe más allá del cuerpo
comprobar que esos dos ojos que siempre han estado ahí
son dos estrellas del cielo
dos bolas de fuego incesante
y también
la firma de algún Dios desconocido y omnipresente
Para darse cuenta que uno tiene poesía
hay que bailar en medio de una plaza pública
pero no se trata de bailar cualquier cosa
es preciso el Rondo Allegro del Concierto Emperador
de Ludwig van Beethoven
sólo el Rondo Allegro
y si no se tiene a la mano
hay que esperar hasta el día siguiente
Para saber que uno tiene poesía
es necesario decirlo con voz muy sutil
como si uno estuviera allá arriba
en lo alto
cantando en medio de un coro de ángeles celestiales
aunque los demás afirmen que es una mentira
Para saber que uno todavía tiene poesía en las venas
hay que estar listo para enamorarse a cada momento
movimiento peristáltico intestinal
(mariposas en el estómago)
le llaman los científicos a este fenómeno
el cielo
le llaman los poetas
chocolate
le llaman los niños
Para comprender que uno tiene poesía
sólo se necesita saber
que uno está
ligeramente vivo
y nada más
Enrique Gastélum nació en la ciudad de México. Poeta, realizador en cine, narrador y guionista; ha trabajado como docente de guion en la Universidad de Palermo, en la Escuela de Cine de Eliseo Subiela y en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es profesor de escritura creativa y guion, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Cuernavaca.
Esta selección de poemas pertenece al libro El canto de los efímeros, publicado bajo el sello de Editorial Leviatán y presentado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en mayo de 2017.
Los moradores del mundo que propone el autor, los efímeros, son seres comunes que viven lo cotidiano como una escalera que los lleva a mirar algún brillo de la eternidad; ellos saben que la poesía se encuentra en los sucesos simples de la vida.